Una madre desesperada ha reclamado justicia después de más de dos años sin hablar con dos de sus hijos, mientras su esposo, el periodista Pablo González, permanece en prisión preventiva en Polonia. González, acusado de ser un espía ruso durante la invasión a Ucrania, lleva meses esperando un juicio que aún no se ha concretado.

La esposa de González, Oihana Goiriena, ha expresado su frustración por la falta de resultados por parte del Gobierno español en el caso de su esposo. A pesar de los esfuerzos de su abogado y las llamadas recientes que ha podido hacer, González sigue sin fecha para un juicio que le permita defender su inocencia.

Goiriena ha destacado que la prisión preventiva de González se extiende cada tres meses en Polonia, sin un límite establecido, lo que dificulta su situación. Ha llamado a las autoridades a presionar al gobierno polaco para agilizar el proceso judicial y respetar la legislación europea.

La falta de avances en el caso ha llevado a Goiriena a buscar apoyo en España, donde también ha enfrentado obstáculos. A pesar de iniciativas anteriores en el Parlamento de La Rioja, el Gobierno español no ha logrado garantizar la liberación provisional de González, lo que ha generado más preocupación y desesperación en la familia.

Goiriena ha criticado la falta de comunicación con el Gobierno español y la Unión Europea, pidiendo que se tomen medidas urgentes para resolver el caso. La situación de González y su familia se ha vuelto cada vez más insostenible, con limitadas visitas y comunicación con sus hijos.

La presión social se ha convertido en una esperanza para Goiriena, quien busca generar conciencia sobre la situación de su esposo y lograr un cambio. Mientras tanto, continúa esperando respuestas y acciones concretas por parte de las autoridades competentes, tanto en España como en la Unión Europea.