
La Guardia Civil ha finalizado la segunda fase de la operación 'Habitat-Mena2', que tenía como objetivo desmantelar una banda itinerante que se dedicaba a cometer robos en viviendas en diferentes comunidades, incluyendo Cantabria. En esta etapa, se han esclarecido cuatro nuevos delitos.
Los primeros avances de esta operación conjunta entre la Guardia Civil y la Ertzaintza se dieron a conocer el pasado mes de noviembre, cuando se detuvo a cinco personas por 42 robos con fuerza en viviendas, llevándose a cabo registros en domicilios de Bilbao y Cantabria y logrando la recuperación de varios objetos.
El análisis de los objetos recuperados ha permitido ahora esclarecer un robo ocurrido en agosto del año pasado en una vivienda en La Rioja, específicamente se trata de un reloj de pulsera que ha sido reconocido por su propietario.
Además, se han resuelto otros tres delitos similares cometidos en octubre de 2023 en domicilios de Asturias, Cantabria y Valladolid, dos de ellos en grado de tentativa. En relación a estos casos, dos de los detenidos anteriores, identificados como E.U. (de 33 años) y N.D.G. (de 37 años), están siendo investigados como presuntos autores, en distintos niveles de participación, de estos últimos cuatro robos con fuerza.
Con estos nuevos esclarecimientos, la banda ya acumula un total de 46 delitos de robo con fuerza, todos ellos caracterizados por el mismo modus operandi.
Las diligencias correspondientes a las investigaciones, realizadas por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Burgos, han sido remitidas al Juzgado de Instrucción Nº 2 de Villarcayo.
Según ha informado la Guardia Civil, los miembros de esta organización criminal no dudaban en desplazarse largas distancias para cometer los delitos, estudiando cuidadosamente la ubicación de sus objetivos, las vías de escape, la presencia policial, los horarios y las rutinas. Además, solían atacar primeras viviendas en ausencia de sus moradores.
Utilizaban múltiples vehículos, a los cuales cambiaban las placas de matrícula, y siempre contaban con un conductor para facilitar la huida, mientras que el resto del grupo se encargaba de vigilar y acceder al interior de las casas.
Los robos eran realizados de manera rápida, removiendo cajones y armarios y sustrayendo dinero, joyas y objetos de pequeño tamaño pero de gran valor, fáciles de transportar para su posterior venta en el mercado negro.
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