En un suceso escalofriante que ha conmocionado a la localidad de Logroño, tres integrantes de la familia de una joven de 18 años han sido arrestados, mientras que su padre enfrenta cargos severos en prisión. Esta complicada historia comenzó el pasado 22 de marzo, cuando la joven, que se encontraba en un domicilio con su pareja, fue presuntamente secuestrada por sus propios familiares.
El Juzgado de Instrucción número 2 de Logroño ha recibido este lunes información relevante de un juzgado en Lérida sobre el caso. Las nuevas evidencias apuntan a un acto de violencia familiar que desató una serie de persecuciones y detenciones por parte de las autoridades.
Después de que la familia de la joven huyera de la capital riojana, tres de sus miembros fueron capturados fuera de La Rioja. Dos de ellos comparecieron ante el Juzgado de Guardia de Alcira, donde fueron liberados tras su declaración.
El padre de la joven, por su parte, se presentó ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Lérida, que ordenó su encarcelamiento por los delitos de allanamiento de morada, detención ilegal y lesiones.
La autoridad de Lérida ha decidido ceder el caso al Juzgado de Logroño, considerándolo el órgano competente para continuar la investigación. La próxima audiencia se llevará a cabo el 7 de abril, donde se discutirá la situación del padre en prisión.
La Policía Nacional anunció el miércoles la liberación de la joven secuestrada. Durante el asalto a su vivienda el 22 de marzo, cuatro de sus familiares fueron detenidos, y la investigación ha revelado detalles alarmantes sobre el suceso.
Testigos informaron que un grupo de seis personas irrumpió en la casa de Logroño, forzando la puerta y propinando golpes a la pareja de la joven, quien sufrió lesiones leves. A pesar de los esfuerzos de la joven y su pareja por refugiarse en una habitación, los asaltantes la arrastraron fuera de la casa en contra de su voluntad.
Ante la gravedad de los hechos, la Policía Local de Logroño llegó rápidamente al lugar y brindó asistencia a las víctimas, quienes posteriormente formalizaron una denuncia apuntando a la familia como responsables del secuestro.
Desde el principio, el equipo de investigación se centró en rastrear a la joven y detener a los supuestos autores del ataque. Días antes, el 3 de marzo, la joven había tomado la difícil decisión de abandonar el hogar familiar en Alzira, comunicando a su madre que ya no deseaba vivir con ellos, lo que desencadenó la preocupación de sus padres y su posterior denuncia por desaparición.
Los intentos de la familia por retener a la joven culminaron en un enfrentamiento en la estación de autobuses de Valencia, donde la Policía Nacional tuvo que intervenir para proteger su derecho a decidir. Ella dejó en claro su deseo de trasladarse a Logroño para escapar del control familiar y la presión sobre su futuro.
La investigación se intensificó tras el ataque del 22 de marzo, llevando a la detención de varios miembros de la familia en días posteriores, siendo la madre arrestada el 23 de marzo y dos hermanos el día siguiente. El enfoque se dirigió también al padre como principal sospechoso.
Ante la presión de la situación y la inminente detención, se presume que el padre obligó a su hija a grabar un video en el que afirmaba estar bien y que había abandonado su hogar por voluntad propia, un acto que los investigadores consideran fue llevado a cabo bajo coacción.
Finalmente, el padre, junto con su hija en un estado de aparente vulnerabilidad, se presentó en la comisaría de Lleida, alegando que ella había sido secuestrada. Sin embargo, la policía, tras investigar las circunstancias, determinó que él era el principal implicado y lo arrestó.
La joven fue liberada y atendida médicamente, confirmando ante los investigadores que había estado bajo coerción y apoyando las declaraciones de su pareja. Esta compleja situación familiar ha dejado en evidencia la seriedad de la violencia intrafamiliar y la necesidad de protección para los más vulnerables.
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