Solo un pequeño porcentaje de personas recurre a la pornografía para aliviar el estrés, afirma experta de UNIR.
Un estudio realizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) revela que entre el dos y el diez por ciento de la población recurre a la pornografía como una forma de regular estados emocionales desagradables como la ansiedad, la tristeza o el estrés.
La investigadora Giulia Testa ha explicado que el uso frecuente de pornografía para reducir la ansiedad puede llevar a un consumo problemático, manifestado por consecuencias negativas en la vida de la persona y dificultad para controlar su consumo.
Además, la falta de control, la dificultad para regular emociones y un uso excesivo de pornografía son factores que facilitan que se convierta en un problema más grave.
En relación a la educación preventiva, se destaca la importancia de la educación afectivo-sexual en los adolescentes, así como la promoción de la diversidad y la conciencia sobre los riesgos de consumir pornografía de forma adictiva.
La investigadora también ha señalado la importancia de controlar la exposición de los más jóvenes a la pornografía y de estar atentos a posibles signos de uso problemático, como el aislamiento o cambios en el comportamiento.
En casos donde el consumo problemático es evidente, se recomienda buscar ayuda profesional para evaluar y tratar el problema de forma adecuada.
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