LOGROÑO, 28 Ene.

El director general del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada (DOCa Rioja), José Luis Lapuente, ha expresado este martes su preocupación por las posibles medidas arancelarias que podrían ser impuestas por la administración del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump. Según Lapuente, tales medidas serían perjudiciales para el sector vitivinícola, remarcando que "cualquier medida arancelaria es negativa".

En una rueda de prensa celebrada tras la presentación de las actividades programadas para conmemorar el Centenario de la Denominación, que se celebrará en 2025, el director general fue claro en su mensaje. Lapuente enfatizó que "al final, cualquier medida arancelaria es negativa", subrayando la importancia de la situación regulatoria en el comercio internacional.

Recordando eventos pasados, Lapuente señaló que "ya lo hemos vivido en el año 21", añadiendo que el mercado estadounidense, segundo en valor para los vinos de Rioja y representando alrededor del 14% de las exportaciones, es crucial para la industria. “Si se producen aranceles en Estados Unidos, será un impacto significativo”, advirtió.

El director también mencionó que, a pesar de la adversidad que supusieron las tarifas arancelarias en 2021, el sector no experimentó una reducción en su cuota de mercado en EE. UU. "Nos estamos manteniendo y 2024 ha cerrado al mismo nivel", afirmó, aunque reconoció que esta estabilidad conlleva sacrificios por parte de los operadores.

A pesar de los obstáculos, Lapuente insistió en que "obviamente eso no quiere decir que esa fiesta no se pague", haciendo hincapié en que cualquier repercusión en los precios no es beneficiosa para el mercado. No obstante, se mostró esperanzado y pidió "esperar con calma a ver cómo se desarrollan los acontecimientos".

En conclusión, el director general subrayó que "ante cuestiones y hechos consumados, habrá que afrontar la situación". Lapuente expresó su deseo de no enfrentarse a un escenario de aranceles, ya que dicho incremento solo afectaría al consumidor final, limitando su capacidad adquisitiva y, por ende, la posibilidad de comercialización para los vinos de la DOCa Rioja.