
Un sargento de la Guardia Civil ha declarado recientemente que, a raíz del trágico atropello ocurrido en el centro de salud de Haro en septiembre de 2023, se puede concluir que el acto fue deliberado. Según su testimonio, los sanitarios que se encontraban en la escena no tuvieron tiempo de reaccionar ante el impacto, que ocurrió de manera rápida y sorpresiva.
Durante su intervención, el sargento, parte del grupo especializado en delitos contra las personas, enfatizó la falta de evidencia en la escena que sugiriera una frenada o una intención de esquivar a los viandantes. Aunque no es especialista en cuestiones de tráfico, dejó entrever que la velocidad del vehículo en el momento del atropello probablemente superaba el límite permitido, lo que explica la gravedad de las lesiones sufridas por las víctimas.
Este miércoles, continuó el juicio relacionado con este atropello, en el que se acusa a una persona de causar la muerte de un transeúnte y lesiones a otros cinco. La actitud del acusado, quien sufre de esquizofrenia paranoide y no se presenta en la corte por recomendación médica, ha llevado al fiscal a solicitar su internamiento en un centro psiquiátrico. Sin embargo, las acusaciones particulares están reclamando penas de prisión que varían entre 12 y 74 años, además de indemnizaciones que las familias de las víctimas han exigido.
El sargento que investigó el caso presentó detalles sobre la situación del acusado antes del incidente, afirmando que había estado en compañía de sus padres y que su comportamiento era más inquieto de lo habitual. Sus padres tomaron la decisión de llevarlo al centro de salud en busca de asistencia médica para su agitación.
Al llegar a la rotonda del centro de salud, el acusado embistió a varias personas que se encontraban en la entrada, dejando un fallecido y cinco heridos. Tras el incidente, y mientras intentaba maniobrar para escapar, fue su padre quien logró detener el vehículo activando el freno de mano. La Policía Local de Haro llegó al lugar mientras el acusado profería gritos dirigidos al Gobierno, y finalmente fue arrestado.
Otro agente testificó que los testigos indicaron que el acusado mencionaba sentirse observado y que tenía información que otro debía eliminar, lo que dio pie a su errática conducta. A pesar de la conmoción del momento, el sargento sostuvo que no hubo resistencia durante su arresto, y al ser llevado a la celda, el detenido se mostró tranquilo y se quedó dormido.
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