Crónica La Rioja.

Crónica La Rioja.

El envejecimiento de la población activa en La Rioja aumenta un 66% en una década, alcanzando casi 40.000 personas.

El envejecimiento de la población activa en La Rioja aumenta un 66% en una década, alcanzando casi 40.000 personas.

LOGROÑO, 27 Ago.

La inclusión de las personas sénior en el mercado laboral se ha convertido en un asunto estratégico para la economía, en un contexto de envejecimiento récord en el que la media de edad de la población es cada vez mayor. De hecho, la población activa mayor de 55 años crece un 66 por ciento en la última década en La Rioja y roza las 40.000 personas, según un estudio de la Fundación Adecco.

En La Rioja se contabilizan 145 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, una proporción que crece a un ritmo desbocado, , a tenor de una esperanza de vida en máximos históricos y una caída de la natalidad que sitúa a España como el segundo país de la UE con menor número de nacimientos.

Se contabilizan 36.200 personas activas mayores de 55 años, es decir, casi 40.000 personas sénior tienen trabajo o lo buscan en La Rioja, que suponen el 23 por ciento del total de la fuerza laboral (hace 10 años representaban el 10 por ciento).

El número de personas sénior activas ha experimentado un crecimiento del 66 por ciento en la última década (en 2013 se contabilizaban 21.700) y se ha incrementado un 178 por ciento en los últimos veinte años (en 2003 había 13.000 personas mayores de 55 años en activo).

La Rioja es cuarta la región (22,8 por ciento) con una mayor proporción de personas sénior (mayores de 55 años) entre el total de la población activa, solo por detrás de Castilla y León (24,9 por ciento), Asturias (23,7 por ciento) y Euskadi (23,1 por ciento).

Los baby-boomers, la generación más numerosa de la historia, ya supera la franja de los 55 años y engrosa la proporción de personas sénior en nuestro país, una realidad que se consolidará en imparable tendencia. La caída en picado de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida ocasionan un envejecimiento de la población en cifras récord, que se traslada a una fuerza laboral que tiene una media de edad cada vez mayor.

Vivimos en un invierno demográfico, lo que significa que el número de nacimientos es insuficiente para reemplazar a las personas que fallecen. Esto conduce a una disminución de la población y, por tanto, a una menor fuerza laboral disponible, además de otros efectos como una mayor presión sobre el sistema de la seguridad social.

"Ante esta realidad, urge potenciar el talento sénior como motor de competitividad, de modo que se desechen definitivamente los prejuicios negativos que relegan a los mayores de 55 años del mercado laboral. Su contribución y aporte es clave para la competitividad de las empresas y para la sostenibilidad del país, siendo fundamental ofrecer palancas de formación y reciclaje profesional, para que un trabajador que pierda el empleo con 55 años no piense que su única opción es enganchar con la jubilación, sino que atesora un gran talento que aún puede ofrecer al mercado laboral" - destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.