
El profesor del Máster de Comunicación y Márketing Político de UNIR, Mario García Gurrionero, ha señalado en una entrevista con Europa Press que el miedo a perder en política hace que candidatos y campañas sean resultadistas, reduccionistas y hasta conservadores.
García ha considerado que la recién finalizada campaña electoral ha sido muy emocional y eso ha influido en que las grandes preocupaciones de fondo y los debates parezcan diluirse. En este contexto, ha advertido que a veces la inmediatez continua de la campaña puede trasladar a la sociedad un mensaje perverso y tóxico.
Por un lado, se espera que los candidatos parezcan superhéroes con un desgaste físico absoluto durante muchos días que les lleva al máximo, pero en el que aún así no pueden controlar todo. Por otro lado, los consultores tratan de controlar y planificar todos esos escenarios, pero el problema es que la política no depende en este momento de solo uno.
García afirma que, a su juicio, la derrota no debería de ser sinónimo de fracaso, sino más bien un intento fallido y que deberíamos potenciar intentos y oportunidades. Pero en esta idea de ganar de la sociedad, todos están, pero hay que ser consciente de que solo uno va a poder ganar.
La irrupción de las redes sociales también ha sido influyente en la forma de hacer política y campañas según García. Los escenarios son difícilmente manejables y el error o la adversidad ya no es tan extraordinario. Por esta razón, plantea que quizás deberíamos empezar a plantear campañas entendiendo que aquello que piensas que jamás te va a ocurrir te va a ocurrir y que te puede ocurrir en el minuto uno, habrá que introducir ese manejo de la adversidad, habrá que preparar también para asumir o convivir con el error, tanto en el político como en la campaña, y hasta en la sociedad.
García afirma que estamos viviendo una cultura donde ponemos el foco en el resultado, en el tuit, en el meme, pero no analizamos el cómo, el proceso. Al final, eso nos convierte en algo resultadistas, en algo reduccionistas y muy conservadores porque podemos llegar a tener aversión al riesgo. Por el contrario, García aboga por poner el foco en saber qué nos lleva a ganar y qué nos lleva a perder y contando con que en un momento se puede tener un lapsus, errores que se han dado siempre y que ahora no deberían ponerse en el centro de la atención de las redes, resbalones que se convierten en memes, porque el debate debería de ser un debate quizás de más altura.
García también contempla otra variable importante en las últimas campañas, que en el siglo XX las decisiones se basaban en aspectos racionales, objetivables, y en este momento, la toma de decisiones se basa en aspectos emocionales. Un aspecto que ha influido también en la redacción misma de los programas electorales.
Respecto a la actual campaña, el experto UNIR ha señalado que siempre hay dos momentos en una campaña, el primero es la primera semana, donde rápidamente se ven los temas planificados, el discurso mediático, si todo funciona, y la segunda semana, donde se introducen los cambios necesarios. En este caso ha habido desde el principio un tema que ha inferido, las listas de Bildu, y que, ya en la segunda semana, se ha dinamitado por completo, con el tema Vinicius, que ha tenido hasta repercusiones internacionales, temas externos que han hecho cambiar y virar las estrategias. Por otro lado, la pregunta es si esa rapidez a la hora de tomar decisiones hace a los ciudadanos más manipulables.
García finaliza planteando que pueden ser como una primera vuelta. Los resultados de las elecciones del 28 de mayo van a empezar a ser muy útiles para la siguiente fase, la fase de creación, iniciación y planificación de lo que va a venir.
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