LOGROÑO, 15 Sep. - Un estudio liderado por investigadores riojanos plantea medidas innovadoras para hacer frente al cambio climático en el sector vitivinícola. Entre estas medidas se encuentran la recuperación de variedades antiguas y desconocidas, la reducción de la temperatura mediante el uso de mallas sombreadas y la modificación del momento de la poda. La directora general de Agricultura y Ganadería, Maria Jesús Miñana, ha presentado el estudio VITISAD, del que se ha elaborado una guía de prácticas vitícolas de adaptación al cambio climático, en colaboración con el ingeniero agrónomo e investigador, Sergio Ibáñez.
El objetivo de este estudio es hacer frente a los desafíos que enfrenta el sector vitivinícola ante el cambio climático. En él participan el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo (NEIKER), La chambre d'agriculture des Pyrénées-Atlantiques, la Dirección General de Agricultura del Gobierno de La Rioja, el Institute Francais de la Vigne el du Vin (IFV) y la Dirección General de Agricultura del Gobierno de Navarra.
"El cambio climático tiene un efecto en el comportamiento de la vid", ha afirmado Sergio Ibáñez durante la presentación del estudio. Según él, las vendimias que solían realizarse en octubre ahora se llevan a cabo en septiembre o incluso a finales de agosto debido a un cambio en el ciclo de la vid. Las altas temperaturas están alterando la maduración de la uva, mientras que la sequía y las lluvias torrenciales están causando estrés hídrico y erosión en los terrenos y viñedos.
Los investigadores consideraron diversas soluciones para hacer frente a este problema. En lugar de trasladar los viñedos a altitudes más altas, decidieron centrarse en mantener a los viticultores y bodegas en su territorio. Entre las soluciones propuestas se encuentra el uso de cubiertas vegetales para reducir la erosión del suelo en un 70%. También se sugiere el uso de variedades de uva antiguas o desconocidas, que se adaptan mejor a las nuevas condiciones climáticas.
En Navarra, por ejemplo, se ha registrado una nueva variedad de uva llamada Oneca, en homenaje a la madre del primer rey de Pamplona. Además, se han realizado pruebas de protección de racimos mediante el uso de mallas de sombreado, que han logrado reducir la temperatura de los racimos en hasta seis o siete grados. Por otro lado, se ha demostrado que al podar el viñedo en marzo o abril, se puede retrasar la vendimia.
El proyecto VITISAD ha llegado a la final del concurso #EuropaSeSiente Verde, en la que competirá con otros proyectos enfocados en la protección del medioambiente, la biodiversidad, la economía circular, el cambio climático y el uso eficiente de los recursos. La final se llevará a cabo el próximo viernes, 22 de septiembre, en Villagarcía de Arosa (Pontevedra).
En resumen, el estudio VITISAD propone medidas innovadoras para hacer frente al cambio climático en el sector vitivinícola, como la recuperación de variedades antiguas, el uso de mallas sombreadas y la modificación del momento de la poda. Estas medidas buscan adaptar el viñedo a las nuevas condiciones climáticas y mantener a los viticultores y bodegas en su territorio. El proyecto ha llegado a la final de un concurso en la categoría de protección del medioambiente y los resultados se han presentado en una guía de prácticas vitícolas y adaptación al cambio climático.
Tags:
Categoría:
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.