Crónica La Rioja.

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La policía considera que la víctima de Los Lirios esperaba a su esposo, pues la puerta estaba abierta por dentro.

La policía considera que la víctima de Los Lirios esperaba a su esposo, pues la puerta estaba abierta por dentro.

LOGROÑO, 29 de octubre.

Un agente de la Policía Nacional, quien ha desempeñado el papel de secretario del atestado, ha declarado ante el juez que la víctima del caso de Los Lirios, en el que un hombre se enfrenta a acusaciones de haber asesinado a su esposa en la madrugada del 13 de octubre de 2020, estaba esperando a su esposo esa noche. Según su versión, la mujer dejó la puerta de su casa entreabierta con las llaves puestas dentro, lo que implica que anticipaba el regreso del acusado, quien presuntamente le informó por teléfono horas antes del crimen que regresaría esa noche desde Gumiel de Mercado, donde asistía a su hijo en la vendimia.

El juicio contra Á.E.M., acusado de asesinato con alevosía y ante el cual el fiscal solicita una pena de 22 años de prisión, se ha reanudado este miércoles con el testimonio del mencionado agente. Este testimonio corroboró las declaraciones del inspector jefe que dirigió la investigación, quien se presentó el día anterior en el tribunal. Por su parte, la defensa del acusado ha refutado todas las imputaciones que pesan sobre su defendido.

La abogada del acusado ha cuestionado la validez de la investigación, tildándola de basada en meras especulaciones y juicios de valor. También ha señalado un punto intrigante: si su cliente era considerado sospechoso desde el principio, ¿por qué se esperó un año para su detención? Ante esta pregunta, el agente explicó que la decisión de esperar tuvo que ver con la evolución de la investigación, que reveló la presencia de ADN del marido en las manos de la víctima, un hecho que la abogada calificó de "falso".

El policía aseguró que fue clave para el desarrollo del caso el conocimiento de que la víctima era muy celosa de su seguridad y solía cerrar la puerta de su hogar con un doble cerrojo, salvo cuando sabía que su esposo o su hijo regresarían. Esto llevó a la conclusión de que el acusado era el principal sospechoso, ya que el círculo social de la mujer era limitado y cerrado. Para el agente, era crítico que una persona que cataba la puerta con tanto rigor no lo hiciera en esa ocasión.

Destacó además que el marido solía quedarse fuera porque ella aseguraba la puerta con las llaves puestas. Sin embargo, esa noche, la entrada estaba aparentemente abierta, lo que sugiere que estaba esperando a alguien con las llaves y que esa persona le había confirmado que volvería esa noche.

La conversación telefónica entre ambos cónyuges, que tuvo lugar a las 21:11 horas del 12 de octubre, es considerada por la policía como un posible indicativo del regreso del acusado a Logroño, algo relevante ya que la víctima debía acudir a un Tribunal Médico el 14 de octubre, cita que aparentemente iba a ser acompañada por su esposo.

Para la víctima, esta consulta médica era de suma importancia debido a un problema de espalda que le había mantenido de baja laboral durante dos años. Según el testimonio, ella expresaba que sentía que la situación la sobrepasaba y que tenía esperanzas de recibir buenas noticias para volver al trabajo.

El agente también mostró dudas sobre la credibilidad de las declaraciones del hijo del matrimonio, quien, según indicó, proporcionó al menos tres versiones diferentes de lo que había sucedido, generando confusión en la investigación.

Al ser inquirido sobre si el acusado tenía la costumbre de apagar su teléfono móvil por las noches, el policía declaró que su comportamiento no era uniforme y que, precisamente esa noche, efectivamente lo apagó.

En cuanto a la falta de grabaciones que ubicasen a la víctima en su entorno, el agente admitió que, a pesar de sus esfuerzos, no lograron encontrar imágenes que capturaran el trayecto del sospechoso desde Gumiel de Mercado a Logroño, ni evidencias visuales en el área circundante al domicilio que mostraran la presencia del acusado. Sin embargo, dejó abierta la posibilidad de que hubiese utilizado un coche diferente.

Asimismo, el policía descarta totalmente la hipótesis del suicidio, afirmando que esta no era una circunstancia que se considerara al llegar a la escena del crimen. También se mostró firme al afirmar que no había indicios que sugirieran que se tratara de un robo, ya que, de ser así, el desorden sería mucho mayor. Reconoció, sin embargo, que determinar lo que realmente sucedió esa noche sigue siendo un reto complicado.

Respecto a la presencia de ADN del acusado, que fue hallado en las manos y uñas de la víctima, el agente enfatizó esta evidencia como un elemento crucial que no puede considerarse al azar.

La defensa, por su parte, ha continuado cuestionando la investigación policial, argumentando que en su opinión, no es lo suficientemente precisa y que el atestado contiene contradicciones. En este sentido, han instado a reflexionar sobre por qué su cliente aún es objeto de la investigación únicamente por la presencia de su ADN.