LOGROÑO, 8 Nov. - El periodista de investigación Manuel Rico ha destacado la importancia de implementar normativas más rigurosas, mejorar el sistema de inspección y establecer un sistema adecuado de sanciones para garantizar una mejor calidad de vida en las residencias de mayores. Según Rico, estas medidas no responden a cuestiones ideológicas, sino a una conciencia social sobre la dignidad de las personas mayores.
En la presentación de su libro "El escándalo de las residencias: ¿qué paso, qué aprendimos, qué debemos cambiar?", Manuel Rico instó a la sociedad a reflexionar sobre el funcionamiento de las residencias de mayores y la necesidad de implementar cambios. Durante su conferencia, abordó el negocio de las residencias, la falta de presencia de la Administración, la primera ola de la pandemia en La Rioja y el futuro de estos centros.
En La Rioja, cuando la pandemia golpeó, había 31 residencias, y actualmente hay 36. De estas, solo 3 son de gestión pública, mientras que el resto están controladas por fondos de inversión y grandes grupos multinacionales que buscan maximizar sus ganancias, lo cual puede afectar negativamente la calidad de vida de los residentes.
El autor reconoce que no se puede generalizar y que hay residencias que funcionan bien. Sin embargo, enfatiza que las multinacionales y las empresas controladas por fondos buscan obtener el máximo beneficio posible, lo cual conduce a una mercantilización inadecuada de los cuidados.
Entre las propuestas de Rico para mejorar la situación se encuentra la necesidad de aumentar el número de residencias públicas y garantizar que la administración cumpla con su trabajo. Esto implica la implementación de normativas más exigentes, inspecciones adecuadas y sanciones efectivas para aquellos que incumplan las reglas.
Respecto a las sanciones, Rico destaca que en La Rioja se impusieron solo 21 sanciones firmes entre 2014 y 2019, con montos relativamente bajos, lo cual permite la impunidad de quienes no cumplen las normas y afecta el cuidado y la calidad de vida de los mayores.
El autor sugiere que si se mejoran estos aspectos, los grupos cuyo único interés es el beneficio económico perderían interés en gestionar estas residencias, lo cual ayudaría a mejorar la gestión en general.
Aunque no se opone a la colaboración público-privada, considera fundamental aumentar el número de residencias públicas y garantizar una vigilancia adecuada por parte de la administración para asegurar el bienestar de los residentes.
Rico reconoce que el cambio no será inmediato, pero destaca la importancia de reconocer el problema y trabajar paso a paso hacia una mejora gradual. Enfatiza que la pandemia ha evidenciado las deficiencias estructurales en las residencias y aunque ha habido un aumento de la conciencia social, se ha hecho muy poco en términos de cambios estructurales.
Entre las propuestas planteadas por Rico se encuentra el aumento del número de profesionales para mejorar la atención, así como un cambio en el modelo de inspección. Es fundamental contar con un mayor número de inspectores para garantizar la calidad en las residencias.
Por último, Rico destaca la necesidad de reflexionar sobre aspectos como las habitaciones compartidas en las residencias, y cuestiona si nos gustaría compartir nuestra vida con un extraño al llegar a una residencia. Considera que hay mucho espacio para mejorar y reflexionar en este ámbito.