LOGROÑO, 11 de diciembre.

Este miércoles estaba previsto el inicio de un juicio importante en la Audiencia Provincial de La Rioja. Un hombre se enfrenta a graves acusaciones de agresión sexual contra la cuidadora de su madre, en un incidente ocurrido en su vivienda en Rincón de Soto. La pena solicitada por el Ministerio Fiscal asciende a 10 años y seis meses de prisión, sin embargo, el juicio ha sido suspendido debido a la falta de un testigo clave que no pudo comparecer.

Según la información divulgada por el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja (TSJR), tanto el Fiscal como la acusación particular han instado a la suspensión tras confirmar que, a pesar de las gestiones realizadas para localizar al testigo esencial para el caso, no se ha logrado su presencia en la sala. Este testimonio es considerado vital para la fundamentación de las acusaciones que se han planteado.

Las partes involucradas en el procedimiento legal han reiterado la importancia de agotar todas las opciones para localizar al testigo, solicitando la intervención de las fuerzas de seguridad del Estado en este esfuerzo. La defensa del acusado, que actualmente se encuentra en prisión provisional desde hace 16 meses, no ha presentado objeciones a la suspensión; no obstante, ha solicitado la liberación de su cliente mientras se programa otra fecha para el juicio. Sin embargo, la Sala ha desestimado esta solicitud de libertad.

El Fiscal ha elaborado un escrito en el que se describe la naturaleza del delito imputado: un acto de agresión sexual y un leve delito de lesiones. En este contexto, se detallan los acontecimientos ocurridos la noche del 4 de agosto de 2023, cuando el acusado regresó a su hogar en Rincón de Soto, donde residía con su madre, su hija, la cuidadora y un inquilino.

En el relato, el hombre supuestamente irrumpió en la habitación donde se encontraban su hija pequeña y la cuidadora, golpeando la puerta con fuerza. Una vez dentro, se dirigió a su hija, exigiéndole que saliera de la habitación porque deseaba estar a solas con la cuidadora. A continuación, procedió a forzar a la víctima, lanzándola sobre la cama y tratando de mantener relaciones sexuales contra su voluntad, a lo que ella se opuso activamente.

La víctima, en un intento de liberarse, empujó al acusado, quien, lejos de cesar, intentó hacerla caer nuevamente sobre la cama. Este violento episodio se desarrolló en presencia de su hija menor, quien intentó ayudar a la cuidadora sujetando a su padre. Otro inquilino, al escuchar los gritos, acudió en socorro de la víctima.

Tras estos intentos fallidos, el acusado se dirigió a la cocina, tomó un cuchillo y lo amenazó diciéndole a la cuidadora que, si no accedía a sus deseos, la apuñalaría. Finalmente, el individuo volvió a empujarla hacia la cama en un intento de despojarla de su ropa; sin embargo, la mujer logró liberarse y escapar hasta que llegó la Policía, que detuvo al agresor.

El Fiscal ha calificado estos actos como constitutivos de un delito de agresión sexual en grado de tentativa, además de un delito leve de lesiones. Se ha señalado una agravante de discriminación por razón de sexo, lo cual podría influir en la severidad de la sentencia.

Por este motivo, se ha solicitado una pena de 10 años y seis meses de cárcel por el delito de agresión sexual, además de ocho años de libertad vigilada una vez cumplida la pena. También se ha propuesto la inhabilitación especial para cualquier actividad que implique contacto regular y directo con menores de edad durante 18 años.

Adicionalmente, el acusado podría enfrentarse a una multa de tres meses por el delito leve de lesiones, estipulándose una cuota de 10 euros. Se busca también la prohibición de acercarse a la víctima durante un período de 18 años y 6 meses. Por último, se exige una indemnización de 10.000 euros por daños morales y 180 euros por las lesiones infligidas a la víctima.