LOGROÑO, 12 de abril.

La Fundación Ecolec, una entidad sin fines de lucro dedicada al reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), ha alcanzado la notable cifra de 659 toneladas de estos desechos tratadas en La Rioja durante el año 2024. Este resultado refleja un incremento de 38 toneladas respecto al año previo, lo que se traduce en una recogida promedio de 10 kilos por habitante.

El director general de la Fundación Ecolec, Luis Moreno, ha destacado que estos resultados evidencian el fuerte compromiso de los ciudadanos de La Rioja con las prácticas de reciclaje, así como su creciente conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad y la economía circular.

De acuerdo con un informe de las Naciones Unidas, la producción de desechos electrónicos está creciendo a un ritmo alarmante: cinco veces más rápido que los esfuerzos de reciclaje. En 2022, se alcanzó un nuevo récord mundial, generando 62 millones de toneladas de RAEE, cantidad equivalente a llenar 1,55 millones de camiones de 40 toneladas, según el documento The Global E-Waste Monitor 2024.

El aumento de estos residuos asciende cada año a 2,6 millones de toneladas, y se estima que para 2030 la cifra total podría ascender hasta los 82 millones de toneladas, lo que plantea un grave desafío ambiental.

Luis Moreno ha enfatizado que la correcta gestión de los RAEE es crucial, titulado un ejemplo que ilustra tal afirmación: "Un frigorífico que no se recicla adecuadamente puede liberar a la atmósfera gases de efecto invernadero que equivalen a las emisiones generadas por un vehículo que recorre 15.000 kilómetros".

Asimismo, hizo hincapié en que la falta de un reciclaje responsable de los dispositivos electrónicos se traduce en consecuencias graves en las regiones del planeta donde la extracción de materiales esenciales para fabricación conlleva impactos sociales devastadores.

Todos los dispositivos eléctricos que usamos habitualmente pueden tener un futuro renovado si se gestionan adecuadamente al final de su vida útil.

Cada propietario de un gadget se convierte en un actor clave dentro de un proceso que puede culminar en una reutilización efectiva, así como en un desmontaje y descontaminación que prioricen el respeto por el medio ambiente.