Las órdenes militares en La Rioja tienen su origen en la Edad Media, durante la época de la Reconquista. Estas órdenes fueron instituciones religiosas y militares que surgieron con el objetivo de proteger a los cristianos y luchar contra los musulmanes en la Península Ibérica.
En el caso concreto de La Rioja, las órdenes militares comenzaron a establecerse en la región a partir del siglo XII. Con la conquista de territorios musulmanes, los reyes cristianos otorgaban tierras y privilegios a estas órdenes como recompensa por su ayuda en la guerra santa contra los infieles.
Las órdenes militares desempeñaron un papel fundamental en la repoblación de La Rioja. Gracias a las tierras que les fueron otorgadas, estas órdenes promovieron la colonización de la región, atrayendo a nuevos pobladores que contribuyeron al crecimiento y desarrollo de La Rioja.
Las órdenes militares no solo tuvieron un impacto en la repoblación de La Rioja, sino que también influyeron en la sociedad riojana de la época. Estas órdenes promovieron la difusión de la fe cristiana y establecieron una serie de normas y costumbres que regían la vida de los habitantes de la región.
Las órdenes militares en La Rioja estaban estructuradas de forma jerárquica, con un maestre al frente de cada orden que tenía a su cargo la dirección de las propiedades y la administración de los recursos de la orden. Además, las órdenes contaban con caballeros y monjes que cumplían diferentes funciones dentro de la institución.
Aunque las órdenes militares en La Rioja fueron perdiendo influencia con el paso de los siglos, su legado perdura en la región hasta la actualidad. Muchos de los castillos y monasterios construidos por estas órdenes se conservan en buen estado y son un importante patrimonio histórico y cultural de La Rioja.
Además, la presencia de las órdenes militares en La Rioja contribuyó a la configuración del paisaje y la arquitectura de la región, dejando una huella imborrable en la historia de La Rioja.