La conquista musulmana de la Península Ibérica comenzó en el año 711, cuando las fuerzas lideradas por el general musulmán Tariq ibn Ziyad derrotaron al rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete. Este hecho marcó el inicio de la presencia musulmana en la península y el comienzo de un periodo de dominación que duraría varios siglos.
La región de La Rioja, situada en el norte de la península, no fue ajena a estos acontecimientos. Una vez que las fuerzas musulmanas se establecieron en la península, comenzaron a expandirse hacia el norte, llegando a conquistar territorios que hoy en día forman parte de la comunidad autónoma de La Rioja.
La conquista musulmana de La Rioja tuvo lugar en el siglo VIII, cuando las fuerzas musulmanas avanzaron hacia el norte desde la zona de Tudela, en Navarra, hasta llegar a territorio riojano. Durante este proceso, las ciudades y fortalezas de la región fueron tomadas por los musulmanes, que impusieron su dominio sobre la población local.
Una de las ciudades más importantes que cayó en manos musulmanas fue Nájera, que se convirtió en un importante centro administrativo y militar. Otras localidades de La Rioja, como Logroño o Calahorra, también fueron ocupadas por las fuerzas musulmanas, que establecieron en ellas guarniciones militares y administraciones locales.
A pesar de la conquista musulmana, hubo focos de resistencia por parte de la población cristiana de La Rioja. Algunas zonas montañosas de la región, como la Sierra de Cameros, sirvieron de refugio para aquellos que se negaban a aceptar el dominio musulmán.
Además, la resistencia cristiana se organizó en forma de guerrillas y pequeñas revueltas, que dificultaron la ocupación musulmana de la región. Estas acciones de resistencia, aunque no pudieron evitar la conquista musulmana, demostraron la voluntad de los cristianos riojanos de mantener su identidad cultural y religiosa.
Tras varios siglos de dominio musulmán, la reconquista de La Rioja por los reinos cristianos comenzó en el siglo XI. En este periodo, los reinos cristianos del norte de la península, como Navarra, Castilla y Aragón, iniciaron una serie de campañas militares para expulsar a los musulmanes de la región y recuperar los territorios perdidos.
Una de las figuras clave en este proceso fue el rey de Navarra, Sancho Garcés III, que lideró varias expediciones militares para recuperar los territorios riojanos. En el año 1044, Sancho Garcés III logró reconquistar Nájera, una de las principales ciudades de La Rioja, y estableció en ella su residencia real.
Los monasterios también jugaron un papel importante en la reconquista de La Rioja. En esta época, varios monasterios, como San Millán de la Cogolla, se convirtieron en centros de resistencia y de organización de la reconquista cristiana.
Los monasterios riojanos sirvieron como refugio para los cristianos perseguidos por los musulmanes, además de ser lugares de culto y de conservación de la cultura y la identidad cristiana. La labor de los monasterios fue fundamental para mantener viva la esperanza de la reconquista y para fomentar la resistencia contra la ocupación musulmana.
Tras la reconquista de La Rioja, el reino de Navarra consolidó su presencia en la región y estableció un sistema de gobierno y administración que perduraría durante varios siglos. Nájera se convirtió en la capital del reino y en un importante centro político, económico y cultural.
El reino de Navarra promovió la repoblación de La Rioja con colonos cristianos procedentes de otros territorios del norte de la península, lo que contribuyó a consolidar el dominio cristiano en la región y a restablecer la presencia de la Iglesia católica en La Rioja.
La reconquista de La Rioja también tuvo un impacto en el arte y la arquitectura de la región. Durante este periodo, se construyeron numerosas iglesias, monasterios y castillos, que reflejaban la influencia de la arquitectura románica y gótica de la época.
Además, se desarrollaron nuevas técnicas agrícolas y se incentivó la producción de vino en la región, lo que contribuyó al desarrollo económico y cultural de La Rioja. La influencia de la reconquista se puede apreciar en la riqueza cultural y patrimonial de la región, que conserva numerosos vestigios de su pasado cristiano.
La reconquista de La Rioja por los reinos cristianos dejó un legado importante en la región, que perdura hasta nuestros días. La presencia de monumentos históricos, como la iglesia de San Martín de Tours en Logroño o el monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla, son testigos de este pasado histórico y de la lucha por la identidad y la libertad de los cristianos riojanos.
Además, la reconquista de La Rioja permitió la pervivencia de la cultura y la lengua vasco-riojana, que se mantuvo viva en la región a pesar de la dominación musulmana. Este legado cultural y lingüístico ha sido reconocido y protegido en la actualidad, como parte de la rica herencia histórica de La Rioja.