"El hábito se forma fácilmente en nuestro cerebro con muy poco estímulo"

El investigador Javier Tubío, coordinador del Máster de Neuropsicología y Educación de UNIR, ha advertido que nuestro cerebro necesita muy poco para adquirir un hábito. Aunque se suele pensar que se necesitan 21 días para formar un hábito, en realidad nuestro cerebro busca automatizar comportamientos para consumir menos energía.

Nuestro cerebro tiende a convertir todo en un hábito. Cada vez que realizamos una acción, un conjunto de neuronas se activa conjuntamente y, con la repetición, esa conducta se automatiza. Sin embargo, Tubío ha desmontado el mito de los 21 días para adquirir un hábito, señalando que depende del propio hábito, de la persona y de la motivación. Cada individuo tiene su propio ritmo y no hay una fórmula mágica que sirva para todos.

Un estudio realizado por University College London encontró que la adquisición de hábitos varía considerablemente entre personas, incluso para hábitos sencillos como tomar café después de comer o lavarse los dientes. Algunas personas tardaron 18 días en formar el hábito, mientras que otras tardaron hasta 264 días. Esto demuestra que no hay una receta única que funcione para todos.

La motivación juega un papel fundamental en la formación de hábitos. Si una actividad no nos motiva o no tenemos un objetivo a largo plazo, es probable que no se mantenga como un hábito. Según Tubío, adquirir un hábito es similar a una adicción, ya que el comportamiento repetido genera un refuerzo interno que nos hace sentir mal cuando no lo realizamos.

La emoción es clave en la formación de hábitos, ya que sin ella no se produce un refuerzo. Además, el cuerpo se acostumbra a los efectos que genera una actividad, como hacer ejercicio. En resumen, somos seres de hábitos y lo que hacemos repetidamente se convierte en parte de nuestra rutina diaria.

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