La torre de San Vicente de Briones es un símbolo de la localidad y un elemento importante del patrimonio histórico de La Rioja. Conocer su historia es conocer la historia de Briones y de sus gentes.
La construcción de la torre de San Vicente se remonta al siglo XII, durante la época de la reconquista cristiana de la península ibérica. En esa época, Briones se encontraba en la frontera entre los territorios cristianos y musulmanes, y la torre se construyó como fortificación defensiva para proteger la villa de los ataques enemigos.
A lo largo de los siglos, la torre de San Vicente ha sufrido múltiples transformaciones y usos. En el siglo XV, se construyó una iglesia alrededor de la torre, convirtiéndola en una especie de campanario. En el siglo XVI, se añadió al complejo una capilla dedicada a San Vicente. Durante la Guerra de la Independencia, la torre fue utilizada como polvorín. En el siglo XIX, se construyó una escuela en el interior del edificio y se desmontaron las campanas.
En el año 1962, la torre de San Vicente fue declarada Monumento Nacional. Sin embargo, en los años posteriores, la torre se encontraba en un estado de abandono y deterioro. Fue a partir de los años 80 cuando se inició un proceso de restauración y recuperación del monumento, que se ha prolongado durante varias décadas. En la actualidad, la torre se encuentra en un excelente estado de conservación, gracias al trabajo de los expertos que han intervenido en su recuperación.
La torre de San Vicente es un edificio de grandes dimensiones, que se eleva sobre la villa de Briones. Se compone de varios cuerpos superpuestos, que corresponden a las diferentes épocas en las que se fueron añadiendo nuevos elementos al edificio. En la actualidad, la torre sigue siendo un referente arquitectónico y cultural de La Rioja.
La torre de San Vicente de Briones es un monumento que ha sobrevivido al paso del tiempo y que simboliza la historia y la cultura de La Rioja. Su evolución a lo largo de los siglos refleja la importancia que este edificio ha tenido para los habitantes de Briones y para los riojanos en general. Gracias a los esfuerzos de restauración y recuperación que se han llevado a cabo, la torre de San Vicente sigue siendo un elemento vivo y vibrante de la identidad de La Rioja.