Crónica La Rioja.

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Restaurando el bienestar infantil: Autoridad moral frente a normas claras sobre el uso de pantallas.

Restaurando el bienestar infantil: Autoridad moral frente a normas claras sobre el uso de pantallas.

MADRID, 11 de enero. En un contexto donde las adicciones y los problemas de salud mental en los jóvenes son cada vez más preocupantes, el doctor Miguel Ángel Martínez-González ha presentado su obra titulada '12 soluciones para superar los retos de las pantallas', publicada por Editorial Planeta. Este libro se revela como un recurso fundamental para quienes buscan prevenir los estragos que la tecnología puede ocasionar en la vida de sus hijos.

Con una trayectoria destacada como catedrático y ganador del Premio Nacional Gregorio Marañón en 2022, Martínez-González enfatiza en el papel crucial que juegan los padres al establecer su autoridad moral. Para ello, propone que deben ser un modelo a seguir, actuando con coherencia y ética, y establecer acuerdos claros sobre el uso de las tecnologías en el hogar, sin caer en la tiranía de horarios extremadamente rígidos que limiten la vida familiar.

En relación con el consumo de contenidos pornográficos, el doctor advierte que es casi inevitable que los jóvenes se expongan a estos materiales, subrayando su potencial de causar daños profundos no solo en la salud mental, sino en la estructura misma del cerebro. Por tanto, instiga a los padres a iniciar un diálogo abierto y sin juicios con sus hijos sobre este asunto tan delicado, sugiriendo que cuanto antes se converse, mejor será el impacto en su desarrollo.

Además, el autor recomienda implementar un robusto sistema de control parental, restringiendo el acceso a dispositivos conectados a internet a espacios comunes del hogar. Propone la creación de un "toque de queda digital" y la idea de un "parking" para móviles, donde los dispositivos sean guardados durante determinados tiempos del día.

Martínez-González también plantea la importancia de desactivar las notificaciones y monitorizar el tiempo que se pasa en pantallas. Fomentar actividades familiares sin tecnología, realizar deportes y disfrutar del tiempo al aire libre son algunas de las estrategias que sugiere para combatir el efecto nefasto de los smartphones. Advierte que los teléfonos no deben estar al alcance de los hijos antes de cumplir 18 años y aconseja formar alianzas con otros padres para enfrentar colectivamente estos desafíos.

El autor no escatima en metáforas cuando se refiere a la gravedad de la situación, alegando que "el mamut de una impensable epidemia neuropsíquica ha despertado de los hielos", arrasando con la felicidad de innumerables familias. Este fenómeno está afectando cada vez a un mayor número de jóvenes, destruyendo su bienestar día a día.

En este escenario alarmante, se destaca que España se posiciona como uno de los países donde los menores dedican más horas al uso de redes sociales como TikTok, Instagram, WhatsApp y YouTube. Martínez-González resalta que estos espacios virtuales no son inocuos, ya que albergan peligrosos contenidos que pueden incitar a la autolesión, la anorexia e, incluso, el suicidio. También menciona el alarmante incremento del 507% en delitos de acoso y explotación sexual a menores durante el confinamiento, advirtiendo que esto es solo "la punta del iceberg".

El catedrático sostiene que los expertos han venido alertando sobre una crisis de salud mental entre los jóvenes, que se manifiesta en un aumento vertiginoso de trastornos como la depresión, la ansiedad y diversas adicciones. Define esta crisis como el resultado de múltiples factores que convergen en un explosivo cóctel de problemas, donde el uso indiscriminado del móvil es un cable que, al cortarse, puede detener esta trágica cadena de eventos.

En su obra, Martínez-González ofrece orientaciones concretas y útiles para mitigar esta "plaga" que amenaza la salud de los adolescentes, abordando temas como la presión social, la obsesión por estándares de belleza inalcanzables, y las graves consecuencias de la adicción a la pornografía.

Con un apelo claro a la acción, el doctor concluye que mientras las autoridades públicas no implementen medidas decisivas de salud, corresponde a las familias tomar la iniciativa con valentía y determinación. Instando a los padres a "nadar río arriba", así como lo hacen los salmones, resalta la importancia de la unidad familiar en la lucha contra estos retos contemporáneos.