LOGROÑO, 25 Jul.
La neuropolítica, o cómo el cerebro del votante elige a un candidato, podría mejorar la precisión con la que las encuestas vaticinan un resultado electoral; algo que ha cobrado especial relevancia después del "vuelco" que han supuestos los últimos resultados.
La inclinación por un político depende no sólo de la valoración de factores históricos, políticos, socioeconómicos y culturales, sino también de mecanismos cerebrales de toma de decisiones.
En este sentido, la profesora del Máster en Comunicación Política de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Mar Soria ha señalado cómo, en las elecciones de pasado 23 de julio, "si comparamos las encuestas con los resultados electorales hablamos de vuelco".
"Lo que ha sucedido", ha explicado en una entrevista a Europa Press, "es interesante desde el ámbito de la investigación de márketing político porque no es habitual que por parte de dos grandes encuestadoras como Sigma Dos y GAD3 haya habido ese error tan alto".
Soria, doctora en Comunicación, ha incidido en que "todas las encuestadoras realizan un procedimiento de muestreo muy riguroso, con cálculos matemáticos que les llevan a elegir a un número de personas que son representativas, con un procedimiento altísimamente riguroso".
Para Soria, lo que ha podido ocurrir es que "las personas a las que han encuestado no han dicho la verdad o no han respondido a todas las preguntas que se les ha planteado".
Y es que, ha visto, "puede ocurrir que, ante una situación de cierta inestabilidad económica y política, el ciudadano no quiera manifestar realmente a quién vota".
"Aquí parece ser que ha sido el votante del PSOE el que no ha manifestado su intención de voto, lo cual no deja de ser paradigmático, porque tradicionalmente suele ser el votante del Partido Popular el que no quiere manifestar su intención de voto, o incluso habla de que votará a otros partidos", ha incidido.
Para Soria, "la única explicación es que en esas encuestas, que son absolutamente representativas, los votantes del PSOE bien no se hayan manifestado como tal o bien pueda haber habido un cambio de elección de voto en los últimos días".
Vista esta situación ha entendido "interesante que se amplíen los métodos de análisis del electorado, completando los métodos cuantitativos que, científicamente, son los que aportan diferencias numéricas con técnicas cualitativas".
Entre éstas ha incluído "grupos focales; reuniones con arquetipos de perfiles de electorado que te cuenten sus emociones, sus intereses, sus opiniones porque eso", ha dicho, "ayuda a saber dónde se sitúa ideológicamente" una persona, "sin necesidad, incluso, de que nos cuente a quién va a votar".
A su juicio, "estamos en un momento en el que el neuromárketing, la neuropolítica está tomando protagonismo, pero hay que materializarla"; y es algo, ha asegurado, "que se puede hacer, porque hay sistemas que ya lo permiten".
Se puede, ha relatado, "trabajar con herramientas de neuromárketing, sensores en la piel que nos indican qué sensaciones le generan a un votante ver una imagen de Feijóo, Pedro Sánchez y otros candidatos y complementarlos con otros métodos como mapas de calor que nos permiten ver en qué se fija más una persona cuando se encuentra por primera vez con una fotografía o con un vídeo".
"La confluencia de todos estos métodos nos permiten tener una imagen más cercana de lo que podría pasar", ha aseverado al tiempo que ha señalado cómo, en la actualidad, "se usan técnicas de entrevistas en profundidad, en los medios de comunicación, para conocer la opinión de cierto arquetipo de ciudadano, y aparece en forma de reportaje".
Además, "los grupos focales son utilizados por los propios partidos políticos como un filtro interno". De este modo, "poco a poco se están implementando las técnicas del neuromárketing".
Las encuestas, ha contado, pueden ser "determinantes" en el caso de los ciudadanos indecisos, "sin tendencia ideológica determinada", que pueden sentirse "influenciados por el partido mayoritario".
Se trata de personas que no están seguras de a quién votar y que pueden verse influenciadas por el partido mayoritario.
Las encuestas, por otro lado, generan "un gran impacto cuando hay una polarización clara y un partido ganador claro" porque pueden llevar a que ese ciudadano que se va a quedar en casa vaya a votar.
"Pero también funciona con aquellos que no van a ir a votar porque se creen que el partido que votarían va a salir", ha añadido.