El joven Bruno Aguado, de 21 años, ha tomado la sorprendente decisión de abandonar su vida en la bulliciosa ciudad de Logroño para trasladarse a la tranquila localidad de San Millán de la Cogolla en La Rioja. Esta "alternativa de vida" le ha brindado la soledad y la paz que buscaba en el entorno rural, rompiendo con la tendencia habitual de la juventud actual.
Aguado, quien dejó atrás sus estudios y amigos en la capital riojana, decidió unirse a su padre y hermana en el bar 'Tentempié' de San Millán de la Cogolla. Este cambio radical lo llevó de una vida estudiantil en una ciudad de más de 150,000 habitantes al trabajo en la hostelería en un pueblo con poco más de 200 vecinos censados. Sin embargo, ha encontrado en este lugar la felicidad que buscaba.
El joven relata que el proyecto del bar era una idea tanto de su hermana, que anhelaba vivir en un pueblo, como de su padre, que aspiraba a abandonar su trabajo en Logroño. La oportunidad surgió cuando los dueños del bar quisieron quedarse solo con la casa rural y buscaron a alguien para hacerse cargo del establecimiento, y así la familia decidió asumir el reto.
Desde entonces, Aguado ha encontrado satisfacción en su trabajo, especialmente durante los días entre semana cuando el ambiente es más familiar y le permite entablar relaciones con los habitantes del pueblo y los turistas que lo visitan. Aunque el cambio fue drástico, el joven se adaptó rápidamente al ritmo de vida en San Millán de la Cogolla.
Destaca la amabilidad y cercanía de la gente del pueblo, quienes han acogido a la familia en el bar con calidez. Aguado también valora la belleza del entorno, con el monasterio y las montañas que rodean San Millán, aunque para él ya es algo cotidiano.
En contraste con la vida en Logroño, el joven aprecia la tranquilidad y la soledad positiva que encuentra en San Millán. Aunque echa de menos la compañía de sus amigos y los servicios más accesibles de la ciudad, se siente a gusto en su nueva vida en el ámbito rural.
En su futuro, Aguado tiene planes de estudiar forestales en Jaca y aspira a trabajar como guarda forestal en la zona, contribuyendo a mantener con vida los pueblos de la región. A pesar de los desafíos y las diferencias, el joven considera que su decisión de mudarse a San Millán ha sido acertada y se muestra comprometido con su nueva vida en el campo.
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