En un nuevo estudio realizado en la Universidad de La Rioja se ha descubierto que la adición de triturado de hueso de oliva en ladrillos de mortero no solo mejora sus propiedades como aislante térmico, sino que también aumenta el valor de este subproducto de la industria del aceite.
Alejandro San Vicente Navarro ha demostrado la viabilidad energética, económica y social de esta innovación en su tesis doctoral de Ingeniería Mecánica en la Universidad de La Rioja, según informó la institución.
Esta investigación, realizada en el Departamento de Ingeniería Mecánica como parte del programa de doctorado en Innovación en Ingeniería de Producto y Procesos Industriales, ha sido dirigida por Javier Ferreiro Cabello y Esteban Fraile García, obteniendo la calificación de sobresaliente cum laude.
El proceso de extracción de aceite de oliva deja como residuo triturado de hueso, el cual suele ser utilizado como combustible en calderas de biomasa. Sin embargo, este estudio explora su aplicación en la fabricación de materiales de construcción, específicamente en ladrillos GERO (perforados) de mortero.
Según Alejandro San Vicente, al añadir este triturado a los ladrillos, se reduce su resistencia mecánica pero se mejora su capacidad de aislar térmicamente, lo que los hace ideales para la construcción de nuevos edificios en España.
Para lograr este equilibrio, se realizaron pruebas con ladrillos "dopados" con diferentes porcentajes de triturado de hueso de oliva, siendo los mejores resultados obtenidos con porcentajes entre el cinco y el quince por ciento de sustitución de árido.
Este enfoque en la construcción sostenible busca combinar aspectos técnicos, energéticos, económicos y sociales, junto con la conservación del medio ambiente y la reutilización de recursos.
Los ladrillos resultantes tienen una mayor capacidad aislante, lo que se traduce en un menor consumo de calefacción y climatización en las viviendas construidas con ellos. Aunque el costo inicial es mayor, se estima que la inversión inicial se amortizará en un plazo de entre once a cuarenta años gracias al ahorro en las facturas de suministros energéticos.
Además, el análisis de ciclo de vida demuestra una reducción a largo plazo de las emisiones de CO2 en las viviendas construidas con estos ladrillos, especialmente en aquellas que dependen de fuentes energéticas eléctricas.
A nivel ambiental, la utilización y reciclaje de este residuo de la industria olivarera contribuye a los objetivos de economía circular, reduciendo el impacto negativo en el medio ambiente. Socialmente, también se justifica por la generación de una pequeña industria asociada a los núcleos olivareros cercanos.
A lo largo de la investigación, Alejandro San Vicente ha publicado tres artículos científicos en revistas especializadas, demostrando el impacto positivo y las posibles aplicaciones de esta innovación en la construcción sostenible.
Categoría:
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.